Las señales analógicas permiten transmitir únicamente un canal de programación; mientras que las señales digitales, comparativamente, al comprimir datos, abren la posibilidad de transmitir más canales con una calidad superior en audio e imagen en el mismo ancho de banda (6 MHz). Esto propicia un mejor uso del espectro radioeléctrico y la viabilidad para incrementar los contenidos programáticos.

Asimismo, ante la demanda creciente de espectro radioeléctrico para los servicios de banda ancha móvil de voz y de datos, para Internet y otros servicios que se prestan sobre la red, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) recomendó la atribución de una parte de la banda de UHF para esos efectos2. En ese sentido, el espectro radioeléctrico que puede liberarse como producto de la digitalización de los servicios televisión, conocido como “dividendo digital”, abre la posibilidad para el desarrollo de nuevos y mejores servicios de telecomunicaciones.

El espectro radioeléctrico es un bien público que los Estados tienen el deber de administrar de manera eficiente y equitativa, ya que se trata de un bien limitado que sirve como soporte para el ejercicio de la libertad de expresión e información a través de los medios de comunicación audiovisuales3.

Finalmente, la digitalización de las señales de televisión, en términos de los beneficios que representa, es una oportunidad para fortalecer el ejercicio de la libertad de expresión; el acceso universal a la información y a las ideas de toda índole; la diversidad de medios y el pluralismo de informaciones y opiniones, todo esto a través de una mayor oferta en contenidos, de la mejora en la infraestructura de transmisión, así como de la actualización de equipos receptores; elementos que determinan el ejercicio de estos derechos.

De esta forma el Estado Mexicano mantiene su rectoría en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, además de contar con un organismo independiente y autónomo que ejerce la autoridad en ese sentido, para garantizar que los servicios se presten en las mejores condiciones de competencia y convergencia.

La televisión digital en constante evolución

La posibilidad de transmitir y recibir imágenes a distancia, tal y como lo conocemos en la actualidad, sucedió en la primera mitad del siglo XX con la transmisión de señales analógicas monocromáticas, seguida casi de inmediato por la transmisión de señales de televisión a color.

Con el objetivo de conjuntar los esfuerzos que se hacían internacionalmente en torno a esta tecnología, en la década de 1940 se conformó el Comité Nacional de Sistemas de Televisión en Estados Unidos, el cual generó un primer estándar en el mundo para la transmisión de señales analógicas: NTSC, que para 1953 incorporó parámetros específicos para la televisión a color. No obstante, en Europa no lo adoptaron porque desarrollaron posteriormente los estándares PAL y SECAM, este último utilizado en otras regiones del mundo4.

De 1960 a 1990, al buscar la mejora de la calidad del audio y video recibidos por las señales de televisión, se iniciaron investigaciones y adecuaciones en Japón, Estados Unidos y algunos países de Europa, que convergieron en el desarrollo de diferentes estándares digitales que actualmente se utilizan en la TDT.

La digitalización es el proceso que permite la codificación de la señal de televisión de forma binaria, lo que permite un mejor servicio y opciones añadidas.

En el periodo de julio de 1991 a octubre de 1992 en Estados Unidos se probaron dos sistemas analógicos mejorados y cuatro totalmente digitales, con estos últimos se integró un sistema modular que se experimentó en abril de 1995.

Dichas propuestas de sistemas dieron paso a la elaboración de la norma conocida como Televisión de Alta Definición o (HDTV), misma que fue utilizada en 1998 en México para realizar la primera transmisión en vivo de un partido de fútbol5 por parte de la empresa Televisa.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) aprobó el 10 de febrero del 2000 la revisión de la Rec. UIT-R BR.1306, en la cual se reconocía la viabilidad de los tres estándares registrados A (A/53 de ATSC), B (DVB-T) y C (ISDB) para que los países miembros pudieran adoptar el que mejor satisficiera sus necesidades. La finalidad era limitar, al mínimo indispensable, las frecuencias y el espectro utilizados para el mejor funcionamiento de los servicios.

Avance de la TDT en otros países 6